LIBRO PRIMERO CAPITULO 14

RELATOS DE BELCEBÚ A SU NIETO
 LIBRO PRIMERO CAPÍTULO 14 
GEORGE I. GURDJIEFF



TRADUCCIÓN DE VIDEO
LIBRO PRIMERO CAPITULO 14

Los comienzos de una perspectiva nada halagüeña
—Debo decirte, en primer lugar, que los seres tricerebrados de aquel planeta también
poseyeron en un principio presencias similares a las que poseen en general todos los seres
tricentrados conocidos con el nombre de «Keschapmartianos» que habitan en todos los
planetas correspondientes de nuestro Gran Universo, y también tenían la misma «duración
eseral», como se dice, que todos los demás seres tricerebrados.
Los diversos cambios producidos en sus presencias empezaron en su mayor parte después de
la segunda desgracia padecida por este planeta, en la cual el principal continente del
infortunado astro, conocido entonces con el nombre de «Atlántida» se hundió en el seno del
planeta.
Y a partir de entonces, dado que poco a poco se fueron creando para sí toda suene de
condiciones de existencia exterior, gracias a las cuales la calidad de sus radiaciones fueron
invariablemente de mal en peor, la Gran Naturaleza fue obligada paulatinamente a
transformar sus presencias comunes por medio de grandes componendas y cambios, a fin de
regular la calidad de las vibraciones por ellos irradiadas y que hacían falta principalmente
para la buena conservación de las partes anteriores del planeta.
Por esta misma razón, la Gran Naturaleza gradualmente aumentó tanto el número de
pobladores del astro, que actualmente no hay una sola comarca del mismo que esté
deshabitada.
La forma exterior de sus cuerpos planetarios no difiere de unos individuos a otros, ni en lo
que respecta al tamaño y a sus demás particularidades subjetivas, claro está que cada uno se
halla recubierto, exactamente al igual que nosotros, de acuerdo con las normas de la herencia,
y con las condiciones predominantes en el momento de la concepción, con inclusión,
asimismo, de todos los demás factores que participan generalmente en la formación de todo
ser.
También difieren entre ellos en el color de la piel y en el color del cabello; esas últimas
particularidades se hallan determinadas en sus presencias, exactamente al igual que en todos
los demás aspectos, por los factores predominantes en aquella parte de la superficie planetaria
en que han nacido y donde se forman hasta que alcanzan la edad de los seres responsables o,
como ellos dicen, hasta que se vuelven «adultos».
En lo que se refiere a su psiquis general en sí misma y a sus rasgos fundamentales, nada
importa la parte de la superficie del planeta en que hayan nacido, pues estas características se
presentan en igual grado en todos ellos, así como la propiedad gracias a la cual únicamente en
aquel extraño planeta, a diferencia del resto del universo, tiene lugar el horrible proceso de
«destrucción» de las existencias ajenas, es decir, como se la llama en aquel malhadado
planeta, la «guerra».
Además de esta particularidad principal de su psiquismo común, se hallan completamente
cristalizadas en ellos, constituyendo parte, por lo tanto, de sus presencias comunes —
independientemente de dónde pueden haber nacido y vivido— ciertas funciones conocidas
con los nombres de «egoísmo, egolatría, vanidad, orgullo, engreimiento, credulidad,
sugestionabilidad» y otras muchas propiedades completamente anormales e inadecuadas a la
esencia de los seres tricerebrados de todo tipo.
De entre todas estas anómalas particularidades del ser, la más terrible para ellos,
personalmente, es la llamada «sugestionabilidad».
Ya te explicaré alguna vez, en qué consiste esta tan extraña y en extremo singular
característica psíquica.
Una vez dicho esto, Belcebú se quedó pensativo durante largo tiempo, más del habitual, hasta
que por fin, volviéndose nuevamente hacia su nieto, dijo:
—Por lo que veo, estos seres tricerebrados que habitan aquel planeta peculiar llamado Tierra,
te interesan considerablemente; pues bien, ya que durante nuestro viaje en la nave Karnak,
tendremos, quieras que no, que hablar de multitud de cosas para pasar el tiempo, habré de
contarte todo cuanto sé acerca de estos seres tricerebrados.
Yo creo que lo mejor para que llegues a tener una clara comprensión de lo extraño del
psiquismo de estos seres tricerebrados que habitan el planeta Tierra, será narrarte mis visitas
personales a dicho planeta en su sucesión cronológica, además de los hechos que acontecieron
allí durante estos descensos y de los cuales fui testigo.
Visité la superficie del planeta Tierra seis veces en total, y cada una de estas visitas obedeció
a diferentes circunstancias.

FIN DE CAPITULO 14 DEL LIBRO PRIMERO