LIBRO PRIMERO CAPITULO 5





RELATOS DE BELCEBÚ A SU NIETO
LIBRO PRIMERO CAPÍTULO 5
GEORGE I. GURDJIEFF,


TRADUCCIÓN DE VIDEOS AL ESPAÑOL


Capítulo 5
El sistema del Arcángel Haritón








—Y efectivamente, poco tiempo después de la difusión de este rumor comenzaron a realizarse
pruebas experimentales, nuevamente bajo la supervisión del gran arcángel Adossia, con este
nuevo invento destinado en breve a la fama.
Unánimemente se reconoció entonces que el nuevo sistema era el mejor, siendo adoptado
muy pronto para el servicio general Universal, con lo cual, a partir de entonces, comenzaron a
desaparecer por completo todos los sistemas anteriores.
En la actualidad, el sistema del Gran Ángel, hoy Arcángel Haritón es empleado en todas
partes.
La nave en que estamos volando en este momento también pertenece a este sistema y su
conducción es semejante a la de todos los navios construidos según el método del ángel
Haritón.
Este sistema no es muy complicado.
Todo el mecanismo de este gran invento consiste tan sólo en un único «cilindro» con la forma
de un barril ordinario.
El secreto de este cilindro reposa en la disposición de los materiales de que está compuesta su
parte interior.
Dichos materiales se hallan dispuestos según cierto orden y están aislados unos de otros por
medio de «Ámbar». Sus propiedades son tales que si cualquier sustancia cósmica gaseosa
dada penetra en el espacio por ellos abarcado, ya consista éste en «atmósfera», «aire», «éter»,
o cualquier otro «todo» de elementos cósmicos homogéneos, se expande inmediatamente,
gracias a la mencionada disposición de los materiales ubicados dentro del cilindro.
El fondo de dicho cilindro se halla herméticamente cerrado, pero la tapa, aunque puede
cerrarse firmemente, está dispuesta de tal modo sobre goznes, que mediante cierta presión
ejercida desde el interior del aparato puede abrirse o cerrarse automáticamente.
De modo que, Su Recta Reverencia, si este cilindro se llena de atmósfera, aire, o cualquier
otra sustancia, debido a la acción de las paredes de este peculiar dispositivo, dichas sustancias
se expanden hasta tal punto que la capacidad del cilindro resulta insuficiente para contenerlas.
Esforzándose por encontrar una salida, tienden naturalmente a presionar contra la tapa del
cilindro y, gracias a los goznes ya mencionados, esta tapa se abre y, después de permitir la
salida de las sustancias en expansión, vuelve a cerrarse inmediatamente. Como la naturaleza
aborrece, en general, el vacío, al producirse la salida del cilindro de las sustancias gaseosas en
expansión, éste se llena simultáneamente con nuevas sustancias tomadas del exterior, con las
cuales sucede lo mismo que con las primeras, y así sucesiva e indefinidamente.
De este modo, hay un perpetuo intercambio de sustancias, mientras la tapa del cilindro se abre
y se cierra alternativamente.
Esta misma tapa se halla provista de una palanca sumamente simple que se mueve con el
movimiento de la tapa y que pone en actividad, a su vez, ciertas «ruedas dentadas», también
muy simples que, a su vez, hacen girar las hélices, colocadas a los lados y en la popa de la
nave.
De este modo. Su Recta Reverencia, en los espacios en que no hay resistencia, las naves
contemporáneas como la nuestra, caen simplemente hacia el punto más próximo de
«estabilidad» pero en aquellos espacios en que existen sustancias cósmicas capaces de ofrecer
resistencia, dichas sustancias, cualquiera que sea su densidad, permiten el movimiento de la
nave gracias al dispositivo cilíndrico, en la dirección deseada.
Es de interés notar que cuanto más densa es la sustancia en una región dada del Universo,
tanto mejor y más vigoroso es el cargar y descargar de este cilindro y también la fuerza, por
consiguiente, del movimiento de las palancas y de las ruedas dentadas que impulsa.
Sin embargo, vuelvo a repetirlo, toda esfera desprovista de atmósfera, esto es, cualquier
espacio que sólo contenga el Etherokrilno universal, es el más adecuado para las naves
contemporáneas, debido a que en tales esferas no hay ninguna resistencia en absoluto y la
«Ley de Caída» puede ser aprovechada, por consiguiente, sin necesidad de
someter al cilindro a trabajo alguno.
Fuera de todo esto, las naves contemporáneas también son sumamente buenas, debido a que
pueden ser impulsadas, en los espacios desprovistos de atmósferas, en cualquier dirección,
cayendo precisamente en el sitio deseado sin que sean necesarias las complicadas maniobras
que exigían las antiguas naves de San Venoma.
En resumen. Su Recta Reverencia, la comodidad y simplicidad de las naves contemporáneas
hacen que éstas no puedan compararse de ninguna manera con las naves primitivas que no
sólo eran con frecuencia mucho más complicadas, sino que también carecían de las inmensas
posibilidades de las naves actualmente en uso.

FIN DEL LIBRO PRIMERO CAPITULO 5